Motor y mandos

El Motor  es el encargado de proporcionar la energía necesaria para que el plato gire a 78 R.P.M. Todos sus componentes y engranajes deben ajustar con precisión relojera para su correcto funcionamiento.
La energía es de tipo mecánico y se consigue  dando vueltas a una manecilla que va enrollando la cinta de acero  (o cuerda) que se encuentra dentro del tambor del motor (el sistema es muy similar a los mecanismos de los relojes de cuerda).
Es la propia expansión de esta cinta interna la que genera la energía que va a mover finalmente el plato.
Para conseguir una velocidad constante de giro, el motor llevaba un mecanismo de contrapesos montados en unos flejes  que giran y estabilizan la velocidad. Unido al mecanismo de contrapesos se halla, en el mismo eje, un circulo metálico sobre el que incide un tope de fieltro que es accionado exteriormente por el mando de regulación. Según la presión que dicho tope ejerce sobre este disco, cuando el motor está en funcionamiento, se consigue una menor o mayor velocidad de giro.

                                   

Existen diferentes tipos de motores mecánicos en función de su  tamaño. Los había con una dos y hasta tres  cuerdas o más, ello permitía una mayor autonomía de funcionamiento (se podían tocar más discos sin tener que dar de nuevo cuerda).
Señalar que era importante la buena lubricación de todos los engranajes para su buen rendimiento. Era habitual proceder a tirar unas gotas de aceite en el eje del plato cada cierto período como medida de mantenimiento.

Dos son los mandos básicos del Gramófono :  Regulador de Velocidad y Freno.
El regulador tenía como misión ajustar la velocidad dentro de un margen ligeramente superior o inferior a las 78 R.P.M. Los reguladores más antiguos actuaban verticalmente a través de un tornillo o eje que accionaba una palanca interna. Los que se deslizaban lateralmente sobre una escala graduada son algo más modernos.

                                                         

Por su parte el freno se utilizaba para bloquear el giro del plato cuando se deseaba finalizar la audición, o también, justo antes de la audición en el momento de cargar la cuerda.
Normalmente el freno solía ser una palanca accionada por un muelle y en cuyo extremo un tope de fieltro presionaba el borde del plato.
En los aparatos más modernos (años 30-40) se incorporaron mecanismos automáticos que accionaban el freno justo tras finalizar el disco en marcha.

                                                     

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